lunes, 6 de febrero de 2012

PRESENTACIÓN

Mis hijos, hay

esquejes que un

día darán flores.

 Cuando les bata el Sol en órbitas

completas, tendrán las manos fuertes y


fuerte el corazón, siendo yo un hombre

 bueno, ellos serán mejores, harán nido en

sus almas, blancas águilas inquietas, ansiosas

de horizontes de luz y de la emoción, será

suya la vida de los justos. Amarán a los

hombres y les llamarán hermanos, y sabrán

sonreír, sentir y perdonar. Nunca en sus

rostros claros, tendrán soles adustos, a todas

las caídas tenderán sus manos, y por su

causa, nadie sabrá lo que es llorar. Un

infinito respeto por su madre y su hermana

se albergará en su pecho. Y para ellas todo s

u amor, su fé y su afán en ellas la esperanza

de su mañana limpio. Abuelo Lope








Del Tío Joaquin a todos los sobrinos,

Susana y Enrique, Andrea, David, Yago, Herman y María, Fernando, Pablo y Natalia, Pilar, Sara, Pedro, Lope, Nacho, Marta y José, Santiago y Marisa y a sus cónyuges, de los que de alguno no recuerdo el nombre…..y y a mis hijos Joaquín y Yolanda, Silvia y José Tomás, Guillermo y Cristina.

Un afectuoso saludo a todos los sobrinos y subsobrinos y mi enhorabuena por esta iniciativa que os unirá más y abrirá un camino de nuevos vínculos de futuro y de conoceros mejor y que vuestros hijos conozcan las raíces de esta gran familia.

A pesar de mis limitaciones ya que el programa de voz que utilizo en el ordenador no creo que me permita entrar en Facebook, cuestión esta que me encantaría, pero si que puedo conectarme con vosotros vía mail y como en este caso enviando a Silvia esta carta en Word, para que la cuelgue en vuestro sitio, en la que deseo poner toda mi ilusión y mis mejores recuerdos .

Un poco de história o Cuentame como pasó….

Supongo ya sabréis que el abuelo Lope nació en Burgos a finales del siglo XIX, hijo de Toribio y Dorotea con una familia de 12 hermanos siendo él gemelo al que atendió en el parto su otro abuelo que era médico y que según cuenta la leyenda le dijo a su hermana Dorotea que se cuidaría del que parecía más enclenque y así fue como se crió en el pueblo de Roa con su abuelo Pedro a pocos kilómetros de Burgos hasta que arto de tirarle piedras a las cabras decidió volver a la capital ingresando en el Seminario burgalés hasta que un buen día, ya adulto, vio como se instalaba en los jardines del seminario una compañía de Comediantes, uniéndose a ellos al descubrir su verdadera vocación y abandonó la sotana y los muros de Dios por el mundo de la farándula y el espectáculo.

Fue así como llegó a la Barcelona de los años 20, descubriendo el fabuloso mundo de luz, color y espectáculos en el Paralelo la calle más famosa de Europa en cuanto a teatros, casinos y cabarets con su Molino al frente de esa Barcelona loca. Se cuenta que sobrevivió los primeros años escribiendo las letras en verso de los musicales y teatros de varietés de la época.
Por esas fechas debió conocer a una joven modista, Lolita, el gran amor de su vida, con quien se casó dándole 7 hijos y que hizo que se dedicara más en serio al Periodismo y a la Literatura como dramaturgo y crítico de teatro, el incipiente cine y los toros, pero si en algo destacó y se hizo famoso fue por su poesía.

Trabajó en diversos diarios pero sobre todo en la Solidaridad Nacional donde publicaba su columna A la sombra del Tibidabo, firmando con el seudónimo de Fray Lápiz y colaborando en La Vanguardia pero anteriormente fue nombrado director de la revista literaria Mediterráneo, de la que se encuentran ejemplares en la hemeroteca la "Casa del Ardiaca" frente a la Catedral de Barcelona, allí he tenido en mis manos sus mejores poesías en páginas muy bien ilustradas.

Es de esa época que mis recuerdos con tres o cuatro años me llevan a las tardes de toros donde yo me tapaba los ojos cuando el torero entraba a matar, abriéndolos solo cuando salían las mulillas para llevarse a la res o en el paseíllo de las cuadrillas y sonaba la banda de música.
También por entonces me llevaba a los teatros donde entre bambalinas yo era pasado de vedette en vedette dándome besos y yo entre plumas y generosos escotes me dejaba hacer…. Supongo que en parte era porque andaba lisiado al nacer con el brazo izquierdo hacia atrás y su cuñado Mariano que era médico, después de pensarlo mucho entre colocar el brazo hacia delante o girarme todo el cuerpo se decidió por lo primero y me lo vendó de tal forma que el brazo se me quedó paralizado y como el de Napoleón y recuerdo como si fuera ahora las sesiones de corrientes eléctricas a las que me llevaba la mamá dos días por semana en una especie de laboratorio del Dr. Frankestein, con un dolor insoportable pero que consiguió que tomara forma de niño.

Su trabajo le llevó a conocer y codearse con los actores y actrices de esa época y de ahí que fuera mi madrina María Fernanda Ladrón de Guevara, madre de Amparito Rivelles y Carlos Larañaga, y cuya compañía de teatro estrenó la obra del abuelo Lope, Así en la tierra como en el cielo, toda en verso en el Teatro Principal de San Sebastián.
Del mismo modo y por su amistad con Luis Marsillach, director de la Hoja del Lunes, hizo que apadrinara a Santiago su hijo Adolfo, que por entonces aún no soñaba en ser actor, convirtiéndose luego en un extraordinario director de cine y de teatro.
De él mis recuerdos son los de una persona cariñosa pero muy recta en la educación de sus hijos, como el sentarse a la mesa todos juntos y cuando los domingos me subía a su cama y me sentaba en su barriga ya que era el único día que no iba al diario pues normalmente volvía a casa a eso de las 4 de la mañana. De esos años tengo en mi memoria las imágenes de la tunda en el culo que le propinó a Piky, así llamábamos a Santiago, porque se había escapado de casa después del baño y una señora lo encontró desnudito, pensando enseguida que sería de aquella torre rodeada de huertos donde debían criar niños y lo devolvió sano y salvo ya que a pocos metros pasaban los trenes de Sarriá.

De esa época recuerdo que vivíamos en casa todos los hermano los papás y el abuelito Jaime que en su juventud había tenido un taller de fontanería en el Paralelo y que en sus últimos años ya jubilado llevaba el control de entradas del cine Versalles donde me llevaba cada semana a ver dos películas y las varietés del intermedio. Él, la abuela Sofía y la mamá eran de Tortosa de un pueblo llamado El Regués y de la mamá solo recuerdo que tuviera a su hermano Jaime que vivía en Madrid y que se dedicaba al suministro de equipos eléctricos para las compañías de cine y fue allí donde se hospedó el papá en diciembre del 47 cuando se iba a hacer cargo de la Dirección de la revista El Ruedo y de la sección de crítica de cine, toros y teatro del diario Marca. Por desgracia una pulmonía y su asma no se lo permitieron, muriendo el 28 de diciembre de ese mismo año.

Estudiando en Madrid íbamos casi cada domingo a ver al tío Jaime, la tía Enriqueta y a la prima Elena en el piso que tenían en el barrio de Lavapiés en la calle Buenavista.
También ronda en mi cabeza un viaje en carro desde Barcelona a unos huertos del Prat del Llobregat con el tio Paulí que no se si era familia de la mamá.
Aquí en Barcelona vivían varias hermanas de papá, la tia Nati casada con Luís Melendez redactor jefe durante muchos años del Mundo Deportivo, la tia Lola que vivía con ellos y la tia Carolina casada con Mariano Bonafonte el médico que me curó el brazo y su hijo Mariano que fue después cirujano y que operó en el Valle de Hebrón a la mamá extirpándole un riñón, operación que superó pero su diabetes no. También se hablaba de un hermano el tio Agustín que se había ido a América y vivía en Viña del Mar en Chile, donde había abierto un supermercado.

De mi padre y ya de mayor comprendí que había sido una persona inquieta queriendo conocer todos los movimientos sociales, llevándole de pertenecer a la CNT de los comunistas a entrar en una Logia Masónica para luego participar en el grupo subversivo de la Quinta Columna en la Barcelona republicana y a favor de los nacionales. Estos hechos le llevaron desde el barco cárcel Uruguay hasta la prisión Modelo y luego que fuera condecorado con dos medallas por su servicio durante la guerra.


Para mí, ya de mayor comprendí que el mejor legado que nos dejó fue su talante de persona íntegra, pensaba, decía o escribía lo que pensaba y sus actos eran el resultado de esa actitud ante la vida. De todos modos era su fuerza interior y su sensibilidad lo que más reflejan sus poesías. De la mamá hemos heredado su abnegación, su sonrisa y su temple ante cualquier adversidad.

En posteriores entregas hablaré de mis pocos recuerdos con él y de los años que precedieron a su muerte y en las tardes en las que veía llorar en silencio a la mamá, cosiendo y explicándome que pronto iría a estudiar a un colegio en Madrid con mis hermanos. Cuestión esta que yo no quería ni oír. De aquellos años son las peleas a almohadazos entre los hermanos y la ilusión por comer pollo cuando veníamos 20 días por Navidad a casa, como el turrón El Lobo…….y alguna anécdota de los veranos en el Castillo que tenía la Asociación de la Prensa en el pueblo de la Ameijenda en la ría de Corcubión en Galicia , las batallas por las almenas del Castillo, los ataques a pedradas de los chicos de los pueblos de alrededor por llevarnos a sus novias en las fiestas mayores y mi encuentro con el General Franco en el Azor.

Besos a todos

Joaquin

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